Es como quedarse en un fruto dulce,
pegajoso.
Fernanda Castell
Aquí estoy, dentro del fruto: las palomas ululan, la
boca apenas abierta del viento que huele a aromos, hace un túnel. Las palomas
se sobreponen, cruzan sobre mi cuaderno. Y los perros, vaya a saber dónde.
El agua que yo misma dispuse para las plantas es otra
voz –voz mecánica del agua en el regador- voz controlada del agua- no mar o
río, llanto sería así, simétrica, ritmo fijo, predecible, ahora vuelve.
Divago dentro del fruto y puedo mucho más: rosa del
duraznillo, algunos pétalos perdidos, las gazañas despiertas. ¿Y los
sentimientos? ¿el miedo, la esperanza?
Dentro del fruto dulce y pegajoso es imposible
moverse. Lo dulce se vuelve denso.
Inmóvil como una insecta dormida en el ámbar.
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