sábado, 26 de octubre de 2013

Bosque de Zambrano

Y si entra como intruso,
escucha la voz del pájaro como reproche y como burla...
María Zambrano


Entrar en el bosque del carpintero y la calandria, en conversaciones de benteveos, a la vista de las hormigas. Rocas que alguna vez rodaron bajo el agua. Bicho feo bicho feo. Aire verde colgado de las hiedras que tapizan los pinos. Concierto, aleteo de palomas. El penacho rojo. Trizas, partículas.
Alrededor de los álamos la luz hace ronda, traza un círculo cerrado, toca y brilla. Amarillea. Cortada a cuchillo la luz.
Dentro de la cúpula de sombra, corona de pájaros, duenda o piedra yo y el viento que entra en puntas de pie. Mueve una hoja allá, otra. Todo se lleva un dedo a la boca.

Un nido de hornero anuncia que algo del  mundo todavía es de ellos, espíritus nacidos de huevos a lunares que se “cagan en el espíritu” de la poeta –como quería Artaud.

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