sábado, 27 de diciembre de 2014

Poema de fin de año

Then the sky and I are in open conversation…

Entonces el cielo y yo estamos en conversación abierta...
Sylvia Plath

1.

se veían tan lindas las dos
-dice después

2.

desde la orilla
mi madre nos saludaba con la mano

teníamos que girar la cabeza
tragar un poco de agua
para verla

3.

cerrar los ojos es más fácil
pero es mantenerlos abiertos
lo que empuja
el cuerpo a otra condición

horizontales

4.

colgar
de cuatro corazones
que suben y bajan
transparentes de olvidados
en la boca de la marea

5.

sostiene la sal
y el alerta
de las gaviotas
sobre los deshechos

6.

no digo dormir

7.

la cabeza echada para atrás
pierde peso
navega
como un mundo abandonado
a condición de pétalo

8.

dulzura deshojarse

9.

digo suspender
de un hilo
sobre el jardín

10.

ondear en el aire

11.

agua viva de la respiración
mudar
hasta el silencio
desprendido como un ojo

la joya verde de una piel
bajo la arena

12.

todas las voces son ojos que ondulan
detrás de una membrana

13

posadas en el cielo
diríase
vos y yo

14.

envueltas en el calor
del cuerpo mismo sobre el agua

estrellas dadas a la luz de la estrella
largos collares de átomos enlazados
a pequeños diamantes

15.

la mano cuenta millones
de cinco en cinco

16.

imantadas en círculos
moverse alrededor
 treinta y dos rumbos
de la flor

17.

sustancia sutil más que el viento
o la razón de la luna
ser

euritmia del vaivén de la playa

18.

un pensamiento puede arrastrarnos afuera

19.

no digo cesar

20.

la gran extensión
extremadamente lisa

cada vez más plateada

21.

mantenerse sin mutación
en un mismo lugar
digo

22.

aguja que hilvana el ruedo
alza
vendrá la noche

23.

todo se aleja
se incorpora sobre la tierra

bastaría hundir el talón
para ser verticales


24.

esperamos la próxima ola

la urgencia es una fracción invisible
el resto es  mar



sostenerse un cuerpo en la superficie
o en suspensión sumergido


lunes, 10 de noviembre de 2014

Hacia el este

Ayer hablamos de la muerte, pero no de alguien que murió.
Hablamos de la muerte sin nombrarla, hablamos de los huesos que quedaron en la tierra, dispuestos en un valle alto, mirando las sierras, el cielo increíble, el viento.
Huesos cantando en el viento, voces de la muerte. De quienes vivieron aquí hace miles de años, nombraron estas piedras, camino, mismas nubes que ahora hacen sombra sobre nuestras palabras.
Hablamos de quienes depositaron aquí estos huesos, cuerpos amados en esta tierra para bendecirla, alimentarla.
¿Qué nombres marcaron estos cuerpos? ¿Qué veían en sus sueños? ¿Con cuál de ellos me crucé en la novela de mis sueños?
Ceremonia del desenterramiento que los hizo presentes otra vez frente a lo eterno.
Llamada del tambor que devolvió sus almas en briznas, arañas que tejen, romerillos, mínimos azules, canas en tu cabeza, aire frío de la mañana, noche en los ojos de la lechuza.
Cuerpos amados, padres/madres nuestras.
Ayer hablamos de la muerte. El vuelo del águila mora (uaken) hacia el este para volver a entrar en la vida.



21 de agosto de 2013, yacimiento arqueológico Sierra de la Ventana.

martes, 30 de septiembre de 2014

Adios Puloil -¿Qué será de nosotras?-

La presencia de los objetos, su evidencia concreta, su espesor
sus tres dimensiones, su lado palpable, indudable,
su existencia de la que estoy más seguro que de la mía...
Francis Ponge


Se volvió un objeto de anticuario frente a nuestras narices, polvo que regresó al polvo de la nada. Blanco al blanco.
Era el tarro de cartón con franjas azules o rojo y verde, según el perfume y el destino; el cilindro perfecto para la mano, el juego de la muñeca que lo llevaba y traía por el mundo. La tapita de chapa perforada por donde se esparcía la sustancia y la contratapita del fondo siempre oxidada de estar cerca del agua.
La nube, el estornudo, la disolución, todo perdido.
Porción de biclorín que tomábamos con las yemas del pulgar y de otro dedo, partículas que flotaban en el aire y se posaban en montoncitos sobre el lavamanos, la sartén y el mango de la cuchara. Un poco de agua las volvía acero, lima, abrillantador, rey de la casa, amada en el amado transformada.
Era de ver la transformación del polvo en agua. Dónde estaba después a nadie le importaba, a veces un halo casi de tul sobre los azulejos, un nimbo en el fondo de la olla, eso era todo y un regustito mineral en la sopa, regreso a otras edades de la cosa.
Ahora, en la penumbra húmeda del bajo mesada, ya no hay cartón, ni mujercita en delantal, escoba en mano, ni destellos de estrellas; queda un rollito de virulana, recita a ratos a Quevedo: polvo serás, más polvo enamorado.

(A mediados de este año, la empresa Colgate-Palmolive anunció que ya no fabricará en nuestro país el tradicional polvo limpiador Odex -más conocido como Puloil)

viernes, 5 de septiembre de 2014

Reloj de la pasión

El cuerpo es la rosa –como Doña Rosita de Lorca- la piel de los pétalos -¿la sentís en los dedos?- textura del pétalo, carne de la rosa. Si clavás una uña, la lastimadura ¿la probaste?. Rosas de terciopelo. No la rosa transparente de mi casa de Los Delfines. La rosa fuerte
del olor inolvidable -¿lo estás sintiendo? La rosa de las abuelas para el cementerio.
Robábamos pétalos para masticarlos, comida para las muñecas.
La rosa corola corona, cargada de vueltas de pétalos como un collar, un rosario.
Esa rosa que podías romper con los dientes.
La que se llevan las hormigas.