lunes, 10 de noviembre de 2014

Hacia el este

Ayer hablamos de la muerte, pero no de alguien que murió.
Hablamos de la muerte sin nombrarla, hablamos de los huesos que quedaron en la tierra, dispuestos en un valle alto, mirando las sierras, el cielo increíble, el viento.
Huesos cantando en el viento, voces de la muerte. De quienes vivieron aquí hace miles de años, nombraron estas piedras, camino, mismas nubes que ahora hacen sombra sobre nuestras palabras.
Hablamos de quienes depositaron aquí estos huesos, cuerpos amados en esta tierra para bendecirla, alimentarla.
¿Qué nombres marcaron estos cuerpos? ¿Qué veían en sus sueños? ¿Con cuál de ellos me crucé en la novela de mis sueños?
Ceremonia del desenterramiento que los hizo presentes otra vez frente a lo eterno.
Llamada del tambor que devolvió sus almas en briznas, arañas que tejen, romerillos, mínimos azules, canas en tu cabeza, aire frío de la mañana, noche en los ojos de la lechuza.
Cuerpos amados, padres/madres nuestras.
Ayer hablamos de la muerte. El vuelo del águila mora (uaken) hacia el este para volver a entrar en la vida.



21 de agosto de 2013, yacimiento arqueológico Sierra de la Ventana.