martes, 30 de septiembre de 2014

Adios Puloil -¿Qué será de nosotras?-

La presencia de los objetos, su evidencia concreta, su espesor
sus tres dimensiones, su lado palpable, indudable,
su existencia de la que estoy más seguro que de la mía...
Francis Ponge


Se volvió un objeto de anticuario frente a nuestras narices, polvo que regresó al polvo de la nada. Blanco al blanco.
Era el tarro de cartón con franjas azules o rojo y verde, según el perfume y el destino; el cilindro perfecto para la mano, el juego de la muñeca que lo llevaba y traía por el mundo. La tapita de chapa perforada por donde se esparcía la sustancia y la contratapita del fondo siempre oxidada de estar cerca del agua.
La nube, el estornudo, la disolución, todo perdido.
Porción de biclorín que tomábamos con las yemas del pulgar y de otro dedo, partículas que flotaban en el aire y se posaban en montoncitos sobre el lavamanos, la sartén y el mango de la cuchara. Un poco de agua las volvía acero, lima, abrillantador, rey de la casa, amada en el amado transformada.
Era de ver la transformación del polvo en agua. Dónde estaba después a nadie le importaba, a veces un halo casi de tul sobre los azulejos, un nimbo en el fondo de la olla, eso era todo y un regustito mineral en la sopa, regreso a otras edades de la cosa.
Ahora, en la penumbra húmeda del bajo mesada, ya no hay cartón, ni mujercita en delantal, escoba en mano, ni destellos de estrellas; queda un rollito de virulana, recita a ratos a Quevedo: polvo serás, más polvo enamorado.

(A mediados de este año, la empresa Colgate-Palmolive anunció que ya no fabricará en nuestro país el tradicional polvo limpiador Odex -más conocido como Puloil)

viernes, 5 de septiembre de 2014

Reloj de la pasión

El cuerpo es la rosa –como Doña Rosita de Lorca- la piel de los pétalos -¿la sentís en los dedos?- textura del pétalo, carne de la rosa. Si clavás una uña, la lastimadura ¿la probaste?. Rosas de terciopelo. No la rosa transparente de mi casa de Los Delfines. La rosa fuerte
del olor inolvidable -¿lo estás sintiendo? La rosa de las abuelas para el cementerio.
Robábamos pétalos para masticarlos, comida para las muñecas.
La rosa corola corona, cargada de vueltas de pétalos como un collar, un rosario.
Esa rosa que podías romper con los dientes.
La que se llevan las hormigas.