sábado, 20 de julio de 2019

8 milímetros




fuimos a ver el cadáver
en la playa
ese gran objeto azul
carne casi negro
que arrojó el mar
con un gesto de maestro
de ceremonias
su gran reverencia
a nuestros pies

el olor era el único pensamiento

imaginaba que quedaría ahí
para siempre
en la arena
no habría forma
de quitarla devolverla
tal vez cortar en trozos
la grasa
el cuero oscuro
los huesos cúbicos
los arcos perfectos
y el cráneo largo donde hubo
olfato mirada orientación

un extravío que el mar
bañaría en cada marea

pero no quedó nada
estuvo para nosotras
una sola tarde
bajo el sol

llegamos en excursión
por el entusiasmo de mi padre
de llevar a las nenas a ver
una ballena
de cerca

un cachalote –dijo

no me gustó esa palabra
me gustaba llamarla
ballena azul balleeena
ondulaba alrededor de mi boca

la gente subía al cuerpo desnudo
lo recuerdo-
como si no hubiera estado
vivo

hubo que lavar las zapatillas después
también las nuestras
aunque no intentamos subir

toda la playa estaba llena
de su materia derramada
canales en la arena
que el mar no alcanzaba
a lavar

mi padre hacía fotografías
pero ninguna quería detenerse
posar frente a esa cosa
pudriéndose en medio de la
fiesta

nadie se daba cuenta
que ya no respiraba
su gran pulmón de flores
de agua
árboles de oxígeno brillante
vuelto una bolsa arrojada
en la orilla
secándose como una cáscara

el revuelo de las aves
hambrientas
en medio de las cabezas
de los hombres
como recién creadas para esa
avidez

¿qué vimos esa tarde?

martes, 9 de julio de 2019

Sal


del rosa luminoso al rojo
no los vimos pasar
sobre nuestras cabezas
por el cielo oscurecido

no son el alboroto
de las gaviotas o los teros

cruzan de un agua
a otra agua    rozan
apenas nuestro sueño
el cuadro
de una posibilidad
bajo los párpados

despertamos con la rara
memoria
de una revelación

cuántas veces atravesamos
el tiempo
envuelto un cuerpo
en otro cuerpo
dormido
lejano sobre el mar
como los flamencos
sin reconocernos
en el aire
cargado de sombras
visitas inesperadas
que hablan idiomas 
extranjeros

descifrarlos es trabajo
de los deseos    enumeración
de lo perdido

fuimos hasta la playa
todavía no era
primavera

no recuerdo de qué
conversábamos
cuando las vi

plumas rosas en la arena

señales de lo que
quedaba atrás
húmedas abiertas un resto
de la desplegada vibración
de la belleza
su paso después del sol
hacia el interior
del paisaje
devorada por la luz
al irse

una laguna florecida
en el sueño enciclopedia
sal donde van a buscar
crustáceos y algas
en el barro
y del barro extraen
el rosa luminoso casi rojo

la tarde cerró su corola
sobre esas plumas
el medio mundo donde
éramos
el centro silencioso
el ojo de la clarividencia
entornado

caminé hasta la orilla
a lavar en el yodo
el pie herido
los huesos helados
dispuestos
en el agua somera
una zancuda
flama árbol
del otoño
rojizo

se iba en el movimiento
de las olas mansas
asimétricas

no levantaste la cabeza

volví con la flor
de un erizo
frágil
en la mano

un mineral que todavía
respiraba
húmedo dibujado

mirá –
no lo dije

lo dejé sobre la arena
a secarse
junto a los restos rosa
luminoso al rojo
del cielo abandonados
como un atardecer
que venía